jueves, 24 de mayo de 2012

Para siempre


Entrar al Instituto nos dio algo de miedo. Lo que no nos podíamos imaginar en su momento era que daba aún más miedo salir de él. Entre estas paredes hemos descubierto quienes somos realmente (más o menos, porque aún nos queda mucho camino por recorrer). Hemos cambiado. Yo no soy la misma que era cuando entré, y me gusta saber que me habéis hecho una persona mejor.
Hemos tenido suerte: somos un curso inmejorable, en cuanto a personas se refiere. Nos hemos ayudado mutuamente en esta especie de viaje, y ahora sabemos que podemos hacer lo que queramos, que podemos conseguir nuestros sueños, que podemos decidir nuestro futuro y conseguir cualquier cosa que nos propongamos. Todos y cada uno de nosotros somos capaces de comernos el mundo, y lo vamos a hacer. 
Y todo esto, todo lo que hemos logrado, todo lo que lograremos, se lo debemos en parte a nuestros profesores, por descontado, que han hecho un gran trabajo con nosotros, que nos han aguantado a pesar de lo pelmazos que podemos llegar a ser a veces, que nos han hecho reír y, sobretodo, nos han enseñado mucho. Pero no sólo se lo debemos a ellos, sino también a que somos una familia. 
En una familia siempre hay choques, hay quien te cae mejor o peor, hay diferencia de opiniones y gente de todo tipo pero, al final, siempre están cuando los necesitas, y no miento al decir que todos y cada uno de vosotros me habéis sacado una sonrisa al menos una vez. Me gustaría agradeceros eso, por encima de todas las cosas. Porque una de las cosas más bonitas que hay es que te hagan sonreír. Dicen que la finalidad de la vida es la consecución de la felicidad, y puedo decir que vosotros habéis contribuído a que mi vida merezca la pena.
Y todo esto lo recordaremos, todos los "Cumpleaños feliz" cantados a pie de pasillo y a voz en grito, haciendo el máximo ruido posible, sólo por hacer sentir a un compañero o compañera especial. Para que todo el Instituto se enterara de todo lo que nos importamos. Y que lo sepa todo el mundo. Recordaremos Cantabria, Toulouse, Londres, Roma, Grecia o cualquier sitio en el que hayamos estado juntos. Recordaremos las bromas, las sonrisas, los abrazos, los guiños, las anécdotas. Nos recordaremos. Y por mucho que digan, yo sé que si nos encontramos por la calle dentro de veinte, treinta años, nos pararemos y charlaremos, y nos alegrará muchísimo volver a vernos.
Traerá de vuelta un tiempo en el que fuimos sincera y verdaderamente felices. Hemos pasado por muchísimas cosas juntos, nos importamos demasiado. Y este edificio lo representa, echaremos de menos las paredes verdes y blancas, su dichosa simetría en forma de H que hace imposible no perderse, la cafetería, el patio, el gimnasio, las aulas, todo.  Podemos decir que hemos dejado huella. Y además podemos estar orgullosos de la huella que hemos dejado.
Y porque esta ciudad no será la más grande, la más moderna, la más bonita y la verdad es que ni siquiera la más limpia, pero aquí dejamos algo importante de nosotros.
Aunque me lo ofrecieran, no os cambiaría por nada del mundo, a ninguno de vosotros. Aquí he descubierto lo que son los amigos de verdad. Me he descubierto a mí misma pensado: Dios santo, cuánto los quiero. Sorprendiéndome del cariño que se le puede llegar a tener a una persona. Y sorprendiéndome también de la suerte que he tenido.
Porque si hubiésemos nacido unos meses antes, o unos meses después, igual no nos hubiésemos conocido. Porque si hubiésemos decidido ir a otro instituto, o no cambiarnos de centro, o cambiarnos incluso, no nos hubiésemos encontrado. Y sin embargo aquí estamos.
Me encanta creer que todo esto lo ha querido así el destino. Que todos y cada uno de nosotros estábamos destinados a encontrarnos, que somos parte de algo más grande. 
Y no puedo dejar de agradeceros todo lo que habéis hecho por mí, directa o indirectamente. Todas las sonrisas que hasta las personas más insospechadas me han sacado en los momentos en los que más falta me hacía sonreír.
Ignoraré a cualquiera que me diga "son sólo amigos de instituto, es imposible que mantengáis el contacto", o "es imposible que dentro de unos años os acordéis los unos de los otros". Desde luego, quien inventó la palabra imposible no contaba con nosotros.
Y estaré orgullosa de llorar esta noche, porque si lloras, sí, es porque ha pasado algo triste, pero si ha pasado algo triste es porque antes había algo maravilloso.


Porque hoy nos separamos pero, en el fondo, estaremos juntos para siempre.

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